Gamba blanca congelada

Si hay un producto que destaca entre los mariscos por encima del resto, en cuanto a reconocimiento por parte de los consumidores, ese es sin duda la gamba blanca. La gamba blanca de Andalucía es mundialmente conocida gracias a sus excepcionales cualidades en cuanto a sabor, textura o tamaño; así como por sus beneficios para la salud.

En España se consume mucho este producto, de hecho rara es la familia que no se reúne alrededor de una mesa con uno o varios platos de este marisco en celebraciones especiales como la Navidad, una boda, una comunión o, simplemente, una quedada entre amigos. Por este motivo hay que ser especialmente meticulosos a la hora de comprar gamba blanca congelada o fresca. Lo ideal es decantarse por un proveedor de confianza, donde conozcas de primera mano que cumple con todos y cada uno de los principios de seguridad alimentaria marcados por la normativa comunitaria europea.

En Tradición Pesquera nos esforzamos a diario por mantener la credibilidad que nos hemos ganado con el paso de los años y nuestro saber hacer. Un reflejo de ello lo encontramos en la fidelidad que nos regalan nuestro clientes de siempre.

Por qué utilizar gamba blanca congelada en tus platos

Comprar gamba blanca congelada para tu negocio u hogar te asegura contar en todo momento con una alternativa ante visitas o situaciones inesperadas. Y es que al estar congeladas nos ofrecen un ciclo de vida mayor y nos permite utilizarlas cuando las necesitemos.

Por otro lado, se hace necesario poner de manifiesto la versatilidad culinaria de las gambas blancas congeladas. Estamos ante un alimento que puede consumirse tras solo un proceso de cocción o como parte de una receta más elaborada. Es frecuente encontrarnos ante platos preparados con gamba blanca. Tal es el caso de fritos, ensaladas, tortillas, salsas, guarniciones y un sinfín más de posibilidades. ¡Todas ellas deliciosas!

Para terminar, no podemos olvidarnos de apuntar su bajo contenido en grasas, su alto valor en minerales y vitaminas, como el yodo, el hierro o las vitaminas B y E, respectivamente.